LA CODICIA
La
Real Academia de la Lengua define la codicia como afán excesivo
de riqueza, y la iglesia la
incluye como uno de los siete pecados capitales.
La
codicia tiene efectos destructivos, sus efectos van desde “un poco
de envidia” hasta el crimen y las pasiones más bajas. Estas
personas no disfrutan, ni son felices con lo que tienen, viven
siempre inquietas, con ansias de conseguir nuevas posesiones que una
vez conseguidas tampoco calman esos deseos de apropiación inmoderada
de bienes, sino que el deseo desordenado que nace de una pasión sin
freno por la riqueza, siguen produciendo un desasosiego y malestar
continuos que les impide vivir en paz.
Por
culpa de la codicia se puede caer muy bajo, por ejemplo un cargo
público termina aceptando sobornos, años atrás tuvimos muchos
casos de estos en infinidad de municipios por toda la geografía
nacional con motivo del desgraciado negocio del ladrillo y sus
consecuentes recalificaciones de terrenos que llevó a muchos
alcaldes y concejales a la cárcel o cuando menos a ser destituidos y
hay que mencionar también el caso Gürtel que sigue coleando por
varios juzgados donde al parecer muchos cargos políticos se
enriquecieron de manera ilegal y que además por intereses extraños
los procesos judiciales están caminando demasiado lentamente.
En
estos días todos los medios de comunicación hablan del yerno del
Rey, alguien que aparentemente tiene de todo y que sin embargo lo
pone todo en riesgo en aras de sus ambiciones, conseguir más dinero
se convierte en algo fundamental para su vida y no importa como, sino
que lo importante es que sea mucho y mientras más mejor, para ello
se ha valido de tretas como montar empresas sin ánimo de lucro y
pedirle a Jaume Matas en aquel tiempo, presidente del
Gobierno de Baleares un millón de euros de las arcas públicas, para
hacer que el Tour de Francia pasara por Mallorca, es peor que el timo
de la estampita ¿No? Contratos millonarios con Francisco Camps a
cambio de nada y luego está la creación, con total descaro, de una
fundación para “ayudar” a niños discapacitados que sirvió
únicamente para evadir todo el dinero a paraisos fiscales. Toda una
inteligencia al servicio del hurto para satisfacer apetencias
personales.
Gregorio García Alcalá
Gregorio García Alcalá
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